Gracias a los tres lectores que leyeron la primera columna. Esta semana sigo con el tema de la NOM-051, que está igual de ardiente que el caso de los hijos de José José. Esto es Juan El Salvaje.
A raíz del anuncio de la Secretaría de Economía, fundamentado en el estudio de la PROFECO, donde se ordena la suspensión inmediata de la comercialización de 19 marcas de quesos por no cumplir con las normas oficiales mexicanas, se ha causado un gran revuelo en la sociedad mexicana. Desde memes, enojo, asombro e intrigas.
Caray, es que por años las empresas en México nos comunicaron en los empaques lo que cada marca, en su consciencia corporativa, creyó que era lo mejor (no siempre lo correcto). “100% jugo de naranja”. “Hecho enteramente de leche”. “Con pura agua de manantial”. “Néctar de frutas”. Hoy van a tener que rectificar. ¿Es el fin del mundo para estas grandes corporaciones? Seguramente no. ¿El consumidor va a estar resentido? Seguramente sí, por cinco minutos. “Ya ni &!@*¡… seguramente pensará el consumidor antes de decir “déme tres por favor”.
Diferentes compañías afectadas inmediatamente emitieron comunicados de aclaración, entre ellas Nochebuena, Fud y Mondelēz. En sus escritos aclaran el caso que atañe a cada una, gramaje o veracidad, su sorpresa y desconcierto, así como una apertura al diálogo y apoyo al consumidor.
¡Qué necesidad de estar haciendo este tipo de aclaraciones! Pudiendo hacer comunicados oficiales puntuales, claros y transparentes, se opta por mensajes genéricos que dañan más que aportan. Esperemos que este aprendizaje obligue a los comunicadores de PROFECO y la Secretaría de Economía a cuidar lo que publican. Porque siguen los jamones y los atunes. No diré más de este asunto.
Mi hermano con tres hijos menores de 12 años me dijo, “Uy que triste. En la casa a los hijos les encanta el queso Philadelphia”. Comentarios como ese han llegado a los oídos de este su humilde comentarista durante toda la semana.
¡Que bueno que les gusta! le dije. Se lo puedes seguir dando a tus hijos. No les va a hacer daño. Solo que ahora ya sabes qué es lo que te estás comiendo. A los que hemos tenido la oportunidad de ir de compras al súper a EEUU siempre nos sorprendemos lo claro que los envases declaran el contenido. O le dan la vuelta al hecho que no son lo que parecen. En tu cara. Y no pasa nada. Es TU decisión comprarlo. Estos productos apelan a otros atributos: sabor, dulzura, textura, etc.
En Estados Unidos la FDA durante años ha prohibido que las marcas tengan claims falsos o que se alejen de la realidad en la comunicación de su contenido. Y las marcas saben que lo tienen que acatar. Sí o sí. En vez de ampararse, las marcas en EEUU – y sus mercadólogos – lo convirtieron en un arma publicitaria. ¡I Can´t Believe It’s not Butter! ¡I Can´t Believe It’s not Meat! ¡Better than real… !
Sinceramente espero que todo este episodio de la NOM-051 de la 4T traiga como beneficio una mejora en las prácticas de etiquetado, campañas publicitarias más ingeniosas, mayor conocimiento de los atributos que aprecia el consumidor, una comunicación más apegada a la realidad. Porque menos obesidad, lo dudo.
